THIS WEEK'S SKY AT A GLANCE, JULY 8 – 16
El cielo al anochecer esta semana tendrá de protagonista a la Luna. Síguela cada noche y la verás moverse hacia el este a medida que aumenta su superficie iluminada. La noche del día 13 alcanzará su fase llena y saldrá majestuosamente por el este coincidiendo con la puesta de Sol.
El cielo al amanecer sigue estando lleno de planetas. Empieza mirando hacia el este para localizar a Venus, que es el más brillante de todos, y luego gira gradualmente hacia el sur para ver a Marte, Júpiter y Saturno. Al final de la semana verás también una muy brillante Luna.
Fuente: Real Observatorio de Madrid
TITAN OCCULTS A BRIGHT STAR, MIRA AWAKENS, AND COMET PANSTARRS SHINES
EL CIELO DE VERANO... MIRANDO AL NORTE.
El movimiento de traslación de la Tierra en torno al sol provoca que en cada estación del año se distingan diferentes estrellas y constelaciones en el cielo. Las que podemos contemplar bien situadas en el cielo al inicio de cada estación una vez comenzada la noche las definimos como típicas de esa estación determinada. Hoy describiremos someramente las constelaciones más típicas del verano si dirigimos la mirada hacia el horizonte norte.
Hacia el norte veremos a Ursa Major (la Osa Mayor), el «Gran Carro», apuntar cada vez más hacia abajo, en posición aproximadamente vertical al horizonte. Las estrellas de Ursa Minor (la Osa Menor) se disponen siempre al contrario que las de la otra Osa. En la estación veraniega transcurren desde Polaris (la Polar) hacia arriba y a la izquierda. Si el cielo es oscuro distinguiremos las 7 estrellas que configuran el «Pequeño Carro», tres de ellas bastante débiles. Cepheus (Cefeo), que tiene forma de casa con tejado puntiagudo, aparece boca abajo, mientras que Cassiopeia (Casiopea) se sitúa en ésta época justo a la derecha de la Polar. La «W» que forman sus cinco estrellas principales ahora está ladeada, apareciendo como un «3» más o menos inclinado. La franja lechosa de la Vía Láctea atraviesa esta región y ofrece bellas perspectivas con prismáticos, ya que abundan los racimos estelares abiertos. Entre la Osa Mayor y Casiopea, se halla Lynx (el Lince) y Camelopardalis (la Jirafa), constelaciones nada relevantes debido al escaso brillo de sus astros. La cabeza de la constelación de Draco (Dragón) se eleva a gran altura y consta de 4 estrellas de brillo desigual que forman un pequeño cuadrilátero irregular. El resto de las estrellas de su serpenteante cuerpo se dirigen hacia Cefeo para luego enredarse entre las dos Osas.
La parte más alta del cielo queda dominada por tres estrellas muy brillantes Vega, Deneb y Altair, pertenecientes, respectivamente, a las constelaciones de Lyra (La Lira), Cygnus (El Cisne) y Aquila (El Águila).
EL CIELO DE VERANO... MIRANDO AL SUR.
Veremos cerca del horizonte a Scorpius (el Escorpión), con su inconfundible figura en forma de amplia letra «S» y su brillante estrella Antares, fácilmente distinguible por su marcado tono anaranjado-rojizo (no representado en la infografía). A la izquierda de esta constelación se halla la de Sagittarius (el Arquero), conocida entre los astrónomos aficionados como «la Tetera». Y aún más a la izquierda, es decir hacia el este, aparece Capricornus (Capricornio), de la que hablaremos en el otoño. A la derecha del Escorpión, o sea al oeste, tenemos a Libra (La Balanza), que en otro tiempo formaba las pinzas del arácnido, aunque no destaca demasiado por no contener estrellas brillantes. Encima del Escorpión se encuentra la extensa constelación de Ophiucus (el Serpentario), rodeada por Serpens (la Serpiente), con la cabeza al oeste (Serpens Caput) y la cola al este (Serpens Cauda). Junto a esta última se afinca la pequeña constelación de Scutum (el Escudo), visible como un conjunto de estrellas apelotonadas en una pequeña región de cielo, entre Sagitario y el Águila.
Alto en el firmamento, encima de Ofiuco, se ubica Hercules (Hércules), reconocible principalmente por 4 estrellas que forman un tosco cuadrilátero, conocido como la Piedra Angular. Al oeste despunta la brillante estrella rojiza Arcturus (no representado en la infografía), perteneciente a la constelación de Bootes (el Boyero). Entre ella y Hércules llama la atención un conjunto de estrellas que conforman la figura de un semicírculo: es la constelación de Corona Borealis (la Corona Boreal).
Al este de Hércules sobresalen tres estrellas blancas bastante distantes entre sí, que al unirlas imaginariamente comprobamos que delinean un enorme triángulo. Es el llamado «Triángulo del Verano», cuyos vértices vienen marcados por Vega (la más brillante del trío), Altair y Deneb, que son las estrellas más prominentes de las constelaciones de Lyra, Aquila y Cygnus (Lira, Águila y Cisne), respectivamente. El Cisne (ver mapa del cielo típico del verano mirando al norte, publicado ayer) destaca en los cielos estivales como una enorme cruz colocada hacia el interior del citado triángulo y enmarcada en pleno corazón de la Vía Láctea, esa franja luminosa que cruza el firmamento y que popularmente recibe el nombre de «el Camino de Santiago». Entre el Cisne y el Águila, que también está inmersa en la Vía Láctea, residen las pequeñas constelaciones de Sagitta (la Flecha), Delphinus (el Delfín) y Vulpecula (Zorrilla), compuestas por estrellas poco luminosas pero con objetos de interesante contemplación.
Infografías: César González.
Autor: César González Arranz (Planetario de Madrid).
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