La investigación, realizada durante el año 2020, analiza la percepción y el comportamiento de la población española ante el fenómeno del cambio climático.
El Gobierno de España declaró el estado de emergencia climática a principios del año 2020. La conciencia ambiental en España es similar a la de otros países occidentales y, son pocas las personas que niegan el cambio climático.
El reciente informe, La sociedad española ante el cambio climático. Percepción y comportamientos de la población realizado por Ideara, revela que el 93,5% de la población española considera que el cambio climático es una problemática real. Sin embargo, el 73,3% también considera que no se le está dando la importancia que necesita a dicha amenaza global. Los datos muestran la evolución en la última década hacia una sociedad más consciente de la realidad y los riesgos del cambio climático, que concede mayor respaldo a diferentes medidas y que ha asumido nuevos comportamientos pro-ambientales.
El cuestionario se diseñó para permitir la comparativa con anteriores oleadas demoscópicas, así como atendiendo al contexto de 2019 y los primeros meses de 2020, marcado por la celebración en Madrid de la COP25, la atención pública a la crisis climática generada por el impacto social y mediático de la figura de Greta Thunberg y la pandemia provocada por la COVID-19. Son destacables también los avances realizados en España en aquel momento para adoptar una política más decidida frente al cambio climático, incluidas las iniciativas del Gobierno de declarar la emergencia climática y abrir el proceso para aprobar una Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
La población española es unánime al considerar que el cambio climático está sucediendo y, con porcentajes muy relevantes, se reconoce la amenaza que supone. Pero la pandemia, como un factor coyuntural, y el distanciamiento psicológico, como un factor presente recurrentemente en los estudios sobre la percepción social sobre esta problemática, relegan a un segundo plano la crisis climática.
El cambio climático no se encuentra entre las principales preocupaciones de la población. Las personas participantes consideran que la COVID-19 es, en exclusiva, el principal problema en el mundo, en España, en su comunidad autónoma y en su localidad. Este efecto puntual expresa la dificultad para situar la crisis climática en la primera línea de las preocupaciones más relevantes de la gente.
Hasta el 90% de las personas encuestadas sostiene que el cambio climático puede afectar “mucho” o “bastante” a las generaciones futuras y, con igual porcentaje, a los países pobres. Aunque sigue siendo un porcentaje mayoritario, aparecen los países ricos (67,9 %) y la propia persona (“usted personalmente”, 65,3 %), como los colectivos en los que más se atenúan las posibles afecciones del cambio climático.
La alimentación, según el 72,3 %, y la salud, según el 70,9 %, pueden verse afectadas “mucho” o “bastante” por este fenómeno. Quienes consideran que su seguridad física (58,5 %) y su economía (57,7 %) pueden verse “mucho” o “bastante” afectadas también son mayoría, pero con porcentajes más reducidos.
La figura de Greta Thunberg se ha popularizado, aunque el cambio climático continúa percibiéndose como una cuestión negativa en la que destacan los efectos que acarrea. El 76,4 % de la población señala las causas humanas como origen del problema.
Las emociones que despierta el cambio climático son el interés (88,5 %), la impotencia (72,9 %), el disgusto (72,5 %), la indignación (69,6 %) y el enfado (61,6 %). El miedo (46,5 %) y la esperanza (43,8 %) son los sentimientos que más dividen a los encuestados, polarizándoles en dos mitades. La población respalda mayoritariamente la adopción de nuevas medidas para frenar el cambio climático. Las que reciben un mayor respaldo son:
- “Subvencionar la mejora del aislamiento en las viviendas” (88,9 %).
- “Limitar el consumo de alimentos procedentes de fuera si existen alternativas locales” (88,5 %).
- “Crear zonas de bajas emisiones en los centros urbanos” (88,3 %).
- “Restringir los modelos de automóviles que más contaminan” (83,5 %).
- “Prohibir la comercialización de productos que tengan una vida útil injustificadamente baja” (80,6 %).
- “Cargar con más impuestos los productos que generan más emisiones de CO2” (80,0 %).
- “Fomentar las energías renovables aunque pueda aumentar la factura” (78,6 %).
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