viernes, 15 de enero de 2010

Haití: Las Hermanas están bien


Reproducimos aquí por su interés la carta que la Superiora Generala de la Congregación ha dirigido a todas las Comunidades de la Congregación para tranquilizarlas ante el dramático terremoto acaecido en Haití, país como muchos otros donde las Hermanas, siguiendo la estela de Santa Joaquina, dedican su vida a ayudar a los demás.

Roma, 13 de enero de 2010


A las Comunidades de la Congregación



Queridas hermanas.

Durante todo el día he recibido varias llamadas interesándoos por la situación de nuestras hermanas en Haití. Solo podía deciros: “todavía no sé nada” Por fin, hace unos minutos, las 8 ya de la tarde, he podido conectar con ellas. Todas están bien, gracias a Dios, aunque sufriendo enormemente con el dolor de su pueblo.

Cruz María, la Provincial del Caribe, partió de buena mañana desde Sto. Domingo hacia Haití para intentar entrar, por carretera, y llegar a Fond Parisien, el pueblo donde reside nuestra comunidad. Allí se encontró con Núria Meroño. Rosa Tsenguele estaba en Puerto Príncipe en un encuentro de religiosas, donde estaba también la hermana Mª Antonia Martínez, de la comunidad de Cuba, como secretaria de la Unión de Religiosas.
Más tarde llegó Rosa, que se las ingenió para recorrer el camino hasta casa. Por fin, subieron a lo alto de un monte hasta encontrar cobertura para poder llamarnos. Las he escuchado perfectamente. “Estamos bien” me repetía Rosa, pero “es tremendo ver la ciudad destruida, tantas familias sufriendo, tanta muerte, oír tanto grito humano desde los escombros pidiendo auxilio”

Mañana mismo, me decía Cruz Mª, nos vamos a Puerto Príncipe para ayudar en lo que se necesite. Les he alentado diciendo que toda la Congregación está inquieta por saber de ellas y que la oración por ese querido pueblo es incesante, así como el deseo de ayudar en lo que sea necesario. Lo han agradecido y me han pedido que os comunicara que están bien, especialmente que avisara a sus familias.

Seguimos bien unidas pidiendo al Dios de la Vida que fortalezca tanta vida sufriente y rota y que toque el corazón de las naciones para que la primera solidaridad expresada desde todas partes, perdure a lo largo de los días, cuando Haití ya no sea noticia.

Un abrazo fuerte a cada una

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