lunes, 1 de febrero de 2010

Terremoto en Haití: tercera carta de las Hermanas



SUORE CARMELITANE DELLA CARITÁ
Roma, 23 de enero de 2010

A todas las comunidades de la Congregación


Queridas hermanas. De nuevo estoy con vosotras para seguir compartiendo experiencias de Haití en nuestra Familia.

Al ponerme en comunicación con la Presidenta de CONDOR, Conferencia Dominicana de Religiosos y Religiosas en el Caribe, como gesto de solidaridad y oferta concreta de ayuda, recibí la misma llamada que ya se había hecho pública en una circular el día 15 de enero: “Solicitamos a las Congregaciones Religiosas con algún personal de la salud (sobretodo religiosas médicos y enfermeras) y que pueda ofrecer algún trabajo temporal en Haití o en la zona fronteriza, que nos lo hagan saber en el Secretariado de la CONDOR”

Inmediatamente me puse en comunicación con las hermanas que se habían ofrecido e iniciamos el diálogo con CONDOR para preparar los requisitos pertinentes. Hoy os puedo decir que ya es una realidad y en pocos días partirán para República Dominicana dos hermanas nuestras: María Leal, médico, con larga experiencia profesional en el hospital de Kinkungi del Congo y Carmen Rodríguez, enfermera y también con una experiencia de trabajo en Campos de Refugiados con JRS.
Más adelante posiblemente podremos dar cauce a otras hermanas que también ha expresado el deseo de “ir a todas partes (Haití) a remediar las necesidades de los pueblos” La misma CONDOR, u otras Organizaciones, nos irán diciendo cuando es el momento oportuno.

Sé que os alegrará saber que las Carmelitas Vedruna estaremos presente entre nuestros hermanos haitianos, sanando, liberando y educando, como quería Joaquina. Siempre, y en esta situación de forma más evidente, nuestra misión se hace única, también en la integración de los tres espíritus.

“No hay fronteras”, Carmen y María traspasarán, no sólo las fronteras geográficas, También podrán experimentar que no existen barreras cuando el reino presente en Haití, encarnado en rostros de crucificados, reciban el consuelo de una mano que cura, una sonrisa que sana, un amor entrañable que recompone a la persona.

Uníos al envío que en nombre de la Congregación les he hecho a través de la carta que os incluyo.

Un abrazo fuerte a cada una.

No hay comentarios:

Publicar un comentario