El Environmental Justice Atlas (Atlas de Justicia Ambiental) forma parte del proyecto europeoEJOLT: Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade (Organizaciones de Justicia Ambiental, Pasivos y Comercio), que cuenta con la participación de un equipo internacional de expertos procedentes de 23 universidades y organizaciones de justicia ambiental de 18 países, y que está coordinado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), bajo la dirección de Joan Martínez Alier. El resultado se plasma en una serie de bases de datos, mapas e indicadores ambientales relacionados con los conflictos ecológicos, sobre los que se trabaja continuamente con el fin de llegar a documentar hasta 2.000 casos en 2015.
El Atlas está diseñado para realizar búsquedas entre 100 campos, pudiendo utilizar diferentes filtros, bien por país, por empresa implicada, por materias primas o por tipología de conflictos (por ejemplo: conflictos por acceso al territorio, extracción de minerales y combustible fósiles, gestión de residuos, gestión y uso del agua, desarrollo de infraestructuras, turismo y conservación de la biodiversidad, entre otros). Cuando se selecciona una ubicación en el mapa, se obtiene la descripción del conflicto, los datos sobre los actores implicados, los impactos ambientales producidos, las fuentes de información y los resultados de las acciones tomadas en torno a dicho conflicto.
Una de las ventajas del uso de este atlas es que cualquier mapa creado a partir del resultado de una búsqueda se puede exportar a una web externa, e incluso compartir a través de las redes sociales, lo cual fomenta la mayor visibilidad de los resultados, la interacción entre diferentes grupos de trabajo, y la posibilidad de realizar contribuciones al proyecto.
El Atlas incluye, por ejemplo, numerosos conflictos ambientales en países de América Latina y el Caribe, principalmente relacionados con extracción minera y de combustibles fósiles. Respecto a España, se registran principalmente conflictos relacionados con incineradoras e infraestructuras para la obtención de energía eléctrica y combustibles fósiles, minería, proyectos urbanísticos, infraestructuras portuarias y aeroportuarias y sobre la conservación de la biodiversidad.
A través de esta herramienta se puede constatar que el tipo de conflictos y los impactos ocasionados se repiten en lugares del planeta muy alejados entre sí, como si los ocasionaran los mismos patrones: las sustancias tóxicas usadas para amalgamar oro y otros minerales preciosos (con efectos sobre los suministro de agua), los impactos de los herbicidas en cultivos de soja transgénica o la incineración de residuos en cementeras para ahorrar petróleo, y también, que los daños causados por la explotación los pagan sobre todo las poblaciones más empobrecidas, ya que el 60% de los impactos se ocasionan sobre poblaciones indígenas sin poder político o sistemas de salud.
Fuente: CENEAM
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